No cabe duda de que 2020 está siendo un año ciertamente atípico, tanto en el ámbito económico como en el social, en el que la precaución ha de marcar nuestro día a día. Por eso, muchas de las parejas que tenían planes de boda se vieron obligadas a cambiarlos, ya fuese optando por un enlace más modesto, ya fuese aplazándolo: posponiéndolo sine die o dejándolo para el otoño. Y esto llevó a que los profesionales del sector nupcial viesen altamente limitada su actividad, que se retomó progresivamente y con medidas extraordinarias (y estrictas) en las últimas fases de la desescalada. Lo hicieron, por tanto, altamente condicionados por las circunstancias y atentos al hecho de que, a los imprescindibles en cualquier ceremonia de este tipo, había que sumar nuevos elementos, que actualmente resultan esenciales en cualquier evento social. Es el caso del gel hidroalcohólico o de las mascarillas, que, pese a estar inevitablemente presentes y pese a ser imperativo su uso, no pueden restar encanto al acto.
También fue habitual que tuvieran que poner en un brete a los futuros contrayentes, dado que, en muchas ocasiones, precisaron cambiar los escenarios elegidos; especialmente en aquellos casos en los que sus características no eran las adecuadas para proporcionar la debida seguridad.
Así pues, quienes se decantaron por lugares que a priori parecían sobresalientes, por ser los más acogedores y los que mejor se ajustaban a las preferencias de los novios y a las necesidades de sus invitados, ante la nueva situación a menudo debieron renunciar a ellos, puesto que se observó que, en algunos casos, carecían de la amplitud suficiente para favorecer la preceptiva distancia social; distancia que, además, resulta altamente complejo garantizar en celebraciones tan cargadas de emotividad y de muestras de afecto como son las bodas.
A todas estas particularidades, muchas parejas hubieron de sumar otra fuente de estrés, puesto que se vieron obligadas a tomar otras decisiones francamente difíciles, como las de reducir al máximo su lista de invitados, limitándola estrictamente a los más allegados; o a enfrentarse a la incertidumbre de si, finalmente, podrían contraer matrimonio en la fecha señalada.
Con tanta carga a sus espaldas, resulta imprescindible intentar evitar por todos los medios nuevas preocupaciones, como pueden ser las derivadas de planificar la esperadísima luna de miel. No se puede olvidar, en este sentido, que, aunque su organización parece sencilla (si se compara con la que exige la puesta en escena de una boda memorable), en circunstancias como las actuales todo cuanto hayamos planificado puede, llegado el momento, desmoronarse, ya sea porque el lugar elegido resulte inseguro en las fechas escogidas, ya sea porque apostar por los planes iniciales conlleve el tener que sumar a los días de asueto de los recién casados los imperativos (y no tan idílicos) de una cuarentena.
No obstante, es evidente que toda pareja (y especialmente aquellas que están teniendo que lidiar con el Covid-19 y las incertidumbres aparejadas a la pandemia) merece contar con unos días para sí misma, en los que disfrutar de su nuevo estado civil y recuperar fuerzas; y es por ello que cada vez son más los novios que, como Andrea y Rubén, vienen a visitarnos, para pedirnos consejo y para que, desde Yakart Autocaravanas, les proporcionemos todo lo necesario para disfrutar de una luna de miel de ensueño.
Muchos de ellos son aficionados al caravaning; algunos incluso tienen autocaravana propia, pero acuden a nosotros para planificar su luna de miel, puesto que quieren vivirla en un vehículo excepcional, con equipaciones y acabados de auténtico lujo. Otros, sin embargo, son primerizos en este mundillo que, al margen de querer vivir la experiencia, buscan garantizar que nada trunque su escapada más romántica. Es por ello que apuestan por la autocaravana, conscientes de que, moviéndose en ella, no solamente serán dueños absolutos de su tiempo, pudiendo remolonear sin tener que estar pendientes de cumplir con las restricciones horarias marcadas por estos tiempos de pandemia, sino que además, y no menos importante, podrán minimizar los tiempos de espera y tramitación en espacios comunes, que, aunque, por supuesto, estarán convenientemente higienizados, es evidente que no pueden ser objeto de limpiezas y desinfecciones continuas.
Optar por una luna de miel en autocaravana se ha convertido, por tanto, en una de las alternativas más demandadas por los futuros contrayentes, puesto que quienes se decantan por empezar su vida de casados en una casa sobre ruedas disfrutan de las múltiples ventajas que esto supone, y entre las que sobresale, tal y como sabe cualquier amante del caravaning, la posibilidad de definir la ruta sobre la marcha, en función de lo que más les apetezca o convenga; y todo ello sin echar nada en falta, ni en cuanto a confortabilidad, ni en cuanto a equipamiento.
GARANTÍAS
Todos tenemos en la memoria el hecho de que, durante el confinamiento, se paralizó el país y se restringió notablemente la movilidad, incluso en las fases de desescalada; y, aunque parece bastante improbable que España vuelva a una situación como la de entonces, en Yakart Autocaravanas estamos preparados para afrontar esta posibilidad, Por tanto, si esto ocurriera, ninguna pareja perderá su reserva, dado que, si se decretase un nuevo estado de alarma y se reforzasen las medidas de confinamiento, recibirán un bono sin fecha, para que, cuando sea factible retomar la actividad, puedan disfrutar de su merecida escapada.